lunes, 28 de enero de 2013

¿Quién eres?



Acabas de ver el vídeo. Y piensas que a ti también te ha pasado lo mismo. Que te ha ocurrido lo mismo que a Coque, que te ha pasado lo mismo que Ariadna.

Te has hablado a ti mism@, te has pensado a ti mism@, pero al final, no te has atrevido, no has dicho y no has hecho aquello que querías.

Además, eso no te ha pasado un a vez. Ni dos. Sino más de un millón de veces, porque es así como somos las personas. Un poco hiperbólicas, un poco  exageradas y a veces, si me apuras, un poco trágicas.

Sea como fuera, sean dos o sean diez veces, no quieres que esa sensación de parálisis te vuelva a ocurrir. Así que te dices, y te repites, que la próxima vez será todo diferente, que en la próxima te lanzaras, que a partir de ahora, te vas a convertir en un héroe, en una heroína de cuento, en un valiente brillante y radiante que se atreva y que pueda con todo.

¿Sabes una cosa? Ya lo eres. Eres el héroe de tu vida. El protagonista de tu propia novela. El personaje más importante. El papel estrella. El actor o la actriz más sublime, el más extraordinari@ de tu propia existencia.

¿No me crees? Te voy a contar un secreto. Te voy a contar un trozo de mi vida, así que por favor, ponte cómod@

Tengo 31 años.

No sé en que momento de mi adolescencia se introdujo en mi el deseo de cambiar, de ser diferente, de ser otra persona. Y entonces me decía: “quiero ser abierta, quiero ser lista, quiero ser constante, quiero ser más disciplinada, saber bailar”… Quería ser y saber tantas cosas…. Era una lista interminable… Hasta que un día de repente, me di cuenta…. Y yo ¿quién soy? ¿cómo soy?  Sé todas las cosas que quiero saber, y cómo quiero ser… pero… y ahora… en este momento… ¿quién soy?

Me había centrado en una persona imaginaria, y ficticia, y me había olvidado de mi, de quien era yo, de cuáles eran mis talentos, mis habilidades, y de todas las cosas que me hacían sentir bien.

Estaba enganchada, aferrada a otra persona, a un ideal, a una Judit imaginaria. Luchaba contra mi. Quería ser diferente, y sin querer me estaba rechazando, y sin querer me estaba negando.

Y empecé a pensar. Y a pensarme.

Me di cuenta, que no me atrevía a decir a una persona desconocida “me gustas”, o salir a clase a hablar en público, pero sabía hacer otras cosas que mis amig@s o compañer@s no les salía con tanta facilidad.

Yo era la mejor buscando cosas por internet. O la mejor escribiendo. O la que podía sacarle otro punto de vista a las cosas.

Entonces me empecé a querer. Era yo: Judit. Judit Lara. Un ser completo.

Con miedos. Y también con alegrías. Con dudas, y también con esperanza. Con inseguridades, y también con deseos.

Y fue entonces también, a partir de entonces, cuando empecé a cambiar. Sin exigencias. Sin imperativos. Sin castigos hacia mi misma.

Sólo siendo yo. Conociéndome en el aquí y en el ahora. Aceptando que yo soy yo, y mis circunstancias, como diría Gasset.

Y solté a la otra Judit. A la ficticia. A la de mentira. Porque ya no la necesitaba.

Y empecé a cambiar ;)

Y esta es mi historia. Mi pequeño trozo de vida.

Así que desde aquí, desde el otro lado de la pantalla, te puedo decir, que sí que se puede, que puedes atreverte, que puedes hacerlo, pero tan sólo desde un lugar, desde un lado. Tan sólo lo vas a poder hacer: desde el amor. Desde el amor hacia a ti. Aceptándome. Sabiéndote que eres un ser completo.

Y recuerda, al fin y al cabo, con la persona que más tiempo pasarás a lo largo de la vida, es contigo mism@, así que por qué no empezar a decirte cosas buenas, a reconocer todas las cosas que sabes hacer mejor que nadie! Venga, ¿me las cuentas? ¿te animas? Estaré encantada de leerlas ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario